La derrota ante Haití dejó a Costa Rica al borde del abismo y con un escenario deportivo crítico: la Sele ya no depende únicamente de sí misma para clasificar al Mundial de 2026. Debe vencer a Honduras y esperar una combinación de resultados externos, una situación impensada hace apenas unos meses. Pero mientras la conversación pública se ha centrado en lo futbolístico, existe una consecuencia mucho más profunda que, hasta ahora, muy pocos habían dimensionado.
Según revelaron en el programa Seguimos, quedar fuera del Mundial podría generar un impacto económico devastador para el fútbol costarricense. La Federación Costarricense de Fútbol perdería entre 14 y 25 millones de dólares en ingresos directos asociados a la clasificación, cifras que representan una parte esencial del presupuesto operativo proyectado para los próximos años.
A esto se suma otro ingreso clave: el dinero que entrega la FIFA a cada federación por cada jugador que participa en la Copa del Mundo. Ese monto es de 10.950 dólares por día por futbolista cedido. Con la presencia habitual de jugadores ticos en las listas mundialistas, ese rubro se había convertido en una fuente adicional de estabilidad financiera.
Las consecuencias directas de la no clasificación de Costa Rica
Pero la preocupación va más allá de la Federación. Siempre según Seguimos, estos fondos estaban destinados en buena medida a apoyar económicamente a distintos clubes del país, muchos de los cuales dependen de esos aportes para pagar deudas, sostener estructuras deportivas y mantener sus divisiones menores. La no clasificación, advierten, podría traducirse en la quiebra e incluso el cierre de varios equipos del fútbol costarricense.
El riesgo es real y serio. La crisis económica acumulada por años, sumado al impacto que tendría perder la principal fuente de ingresos extraordinarios del fútbol nacional, deja a varios clubes en una posición frágil. Sin el dinero del Mundial, sostiene la investigación del programa, muchos no tendrían cómo cubrir sus compromisos financieros inmediatos.
Mientras la Selección de Costa Rica se prepara para jugarse la vida ante Honduras, la presión trasciende lo deportivo: en juego no solo está la clasificación a un Mundial, sino la estabilidad de todo el ecosistema del fútbol costarricense.
