La AD Guanacasteca ha encendido una auténtica tormenta en el fútbol nacional. En un comunicado oficial cargado de contundencia y desafío, el club de la Pampa reaccionó con fuerza a la resolución del Comité de Licencias de la Fedefútbol, que impone sanciones que consideran “desproporcionadas, infundadas y carentes de sustento fáctico y jurídico”.
La respuesta no se quedó en palabras suaves. el club dejó claro que llevará la batalla hasta las últimas consecuencias, incluyendo la posibilidad de paralizar el campeonato nacional. “Se emplearán todos los recursos legales para defender nuestros derechos”, afirmó el club en sus redes sociales, marcando el inicio de un conflicto que podría tener graves repercusiones para la temporada actual.
La fuerte amenaza que lanzó Guanacasteca
El punto más crítico del comunicado fue la advertencia directa: si no se reprograma su calendario —empezando por el duelo del próximo domingo ante Cartaginés—, tomarán acciones que podrían llegar a la anulación del torneo completo. “De lo contrario, buscaremos a toda costa la paralización o nulidad del campeonato, incluyendo al campeón, descenso y cupos a Concacaf”, lanza la ADG, en una declaración que ha sacudido los cimientos del balompié costarricense.
La postura del equipo de Nicoya se presenta como una defensa de los valores deportivos, aunque para muchos suena a ultimátum. “Entendemos que los intereses económicos son importantes en nuestro fútbol, pero nunca pueden prevalecer sobre los principios de la sana y justa competencia deportiva”, recalcan.
El conflicto ha escalado a tal punto que la propia UNAFUT ya respondió, asegurando que el partido ante Cartaginés será suspendido mientras se resuelve el proceso de apelación. Una medida preventiva, sí, pero que también refleja que las autoridades del fútbol nacional no quieren asumir el riesgo de un escándalo mayor.
Guanacasteca, que firma su comunicado como “La Furia de la Pampa”, argumenta que su proyecto deportivo tiene un alto impacto en Centroamérica y merece respeto. Ahora, el país futbolero observa con incertidumbre cómo se desarrolla esta guerra abierta entre un club histórico y las altas esferas del fútbol federado.