El Mundial de Qatar está cada vez más cerca. A tan sólo 89 días del inicio del evento deportivo que paraliza al mundo —a pesar de las polémicas en torno a su desarrollo—, el clima mundialista va impregnando la cotidianeidad hasta de aquellas personas que no gustan del fútbol. Efervescencia que se cristaliza, por ejemplo, en la obsesión por el álbum Panini, la presencia de países de la Concacaf en el ránking de más entradas vendidas o la ansiedad por conocer las nuevas equipaciones de las selecciones.

Este último tópico, precisamente, es el que interpela a Canadá. Han pasado 36 años desde la última vez que los Rojos clasificaron a una Copa del Mundo, gesta que consumaron como la mejor escuadra de las eliminatorias. John Herdman, seleccionador del equipo femenino que consiguió dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016, continuó su legado exitoso en la rama masculina guiando a una de las mejores generaciones que ha tenido la selección en su historia. Por lo que la ilusión está a flor de piel en la afición.

Sin embargo, el debut en un Mundial para estrellas como Alphonso Davis, Jonathan David, Atiba Hutchinson, Cyle Larin, Tajon Buchanan o Stephen Eustaquio estará marcado por un detalle particular. Según informó Duane Rollins, especialista en fútbol canadiense: "Canadá no tendrá unfiromes nuevos para la Copa del Mundo". Esto se debe a que la Asociación Canadiense de Fútbol (CSA) no previó que el equipo lograría la clasificación dos años atrás, cuando debía comenzar a planificar la nueva indumentaria.

Sin dudas, exhibir nuevas camisetas en la Copa Mundial es una tradición. Y selecciones como las de Argentina, México, Inglaterra, España o Ghana ya han presentado las suyas. Pero de esto se desprende un dilema interesante, el cual está más ligado a los clubes por la asiduidad con la cual renuevan sus uniformes, y tiene dos patas fundamentales: la económica (la afición no siempre puede costearlas) y la medioambiental (la contaminación que genera la producción masiva de prendas). Política que implementó, por ejemplo, el Brentford de la Premier League de Inglaterra al no cambiar su camiseta titular en dos temporadas.