Deportivo Saprissa no solo pelea contra su irregular rendimiento y las polémicas arbitrales. Ahora también debe cargar con una severa sanción económica impuesta por el Tribunal Disciplinario de la Federación Costarricense de Fútbol (FCRF), en un momento clave del Torneo de Clausura 2025. El castigo eleva la tensión en Tibás y evidencia que la crisis no es solo deportiva, sino institucional.

El empate 1-1 ante Cartaginés, correspondiente a la jornada 20, no solo dejó a los morados sin el control de su destino en la lucha por la clasificación a semifinales. También generó consecuencias fuera del terreno de juego: ₡900.000 de multa, una de las sanciones más altas de la fecha.

¿Por qué fue sancionado Saprissa?

Según el reporte oficial, Saprissa incurrió en dos infracciones reglamentarias. La primera, por la presencia de personas no autorizadas dentro del terreno de juego, quienes se negaron a salir pese a la advertencia, generando una sanción de ₡500.000 (artículo 65, inciso 3). La segunda, de ₡400.000, responde al ingreso de una bengala al estadio, en contravención del artículo 55, inciso 2.i.

Este castigo llega en un momento particularmente crítico para los tibaseños. Luego del empate contra Cartaginés, el club se mostró indignado por la anulación de un gol, situación que los llevó a exigir la suspensión del árbitro central y de los oficiales del VAR. La dirección del morado consideró que la decisión perjudicó su posibilidad de victoria, lo que encendió los ánimos de la afición y del camerino.

Saprissa fue sancionado también por una bengala en la grada.

Sin embargo, la respuesta institucional no fue una rectificación al arbitraje, sino una fuerte señal contra el mismo Saprissa. La aparición del club en la lista de sancionados con una multa tan cuantiosa aumenta la presión sobre el equipo y la dirigencia, ya cuestionada por los recientes resultados y por no poder asegurar su lugar en la fase final.

Una tormenta que no amaina

El contexto no podría ser más delicado. Saprissa enfrenta una recta final del torneo en la que ya no depende de sí mismo para clasificar, y ahora debe afrontar también este revés administrativo. El discurso de victimización por decisiones arbitrales encuentra un nuevo obstáculo con esta sanción que evidencia fallas internas en el control del entorno del equipo.