Juan Vita es una gran apuesta para el fútbol de Nicaragua, y los aficionados nicas tienen derecho a estar ilusionados con este nuevo proceso. Algunos colegas del país vecino, en su triste ignorancia y ordinariez, lo despreciaban o hacían mofa porque el hombre es psicólogo deportivo, como si esto fuera algo para mirar de menos. Por Dios. ¿En qué mundo viven? El ser psicólogo deportivo es un plus que sabría valorar cualquier persona con tres dedos de frente. Alguien con ese título tiene mejor manejo de vestuario, conoce técnicas de motivación, de manejo individual de cada jugador, y de conducción de grupo ante situaciones adversas. 

Juventud no siempre es sinónimo de calidad, y la capacidad de un profesional no se analiza con un vago resúmen de Wikipedia en la mano. A veces es preferible un técnico joven, con hambre de gloria que un 'viejo zorro' y desfasado, que en lugar de explicar impone, y que, en lugar de conciliar, divide. La disciplina es necesaria en todo deporte y ámbito de la vida, pero bien decía Menotti que el jugador se rinde al entrenador ante su conocimiento, y no a sus órdenes. 

 

 


Los tiempos cambiaron, las nuevas camadas y generaciones de futbolistas ya no obedecen porque sí; quieren una explicación, un sentido, algo que los haga aprender. Y creo que, para eso, Juan Vita le va a hacer muy bien al fútbol nicaragüense. Creo que, en este contexto, la azul y blanco no necesitaba un DT con un currículo rimbombante; al contrario, requería de ideas y sangre más fresca. Pero ojo: sería un error que el fútbol pinolero evalué al argentino en sólo función y simpleza de lo que marquen los resultados. 


El fútbol tiene un componente de azar, de suerte, un margen de impredecibilidad. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que a veces un entrenador trabaja bien, pero la pelota puede pegar en el poste y entrar o pegar en el poste y salir. Los comunicadores que no entienden este deporte siempre se apresuran a buscar “fracasados". Pero Nicaragua debe saber que sus estructuras futbolísticas han estado y siguen atrasadas por décadas, y que, por lo tanto, el éxito deportivo puede tardar en llegar.

 

 

 

 

 


Es por eso que a Vita no sólo habrá que evaluarlo por si gana o pierde; habrá que analizar el trabajo que haga con los jugadores jóvenes, la bajada de línea que le impregne a las selecciones juveniles, el funcionamiento del equipo, el manejo de vestuario, y la enseñanza que le pueda dejar a sus dirigidos. Estos y otros detalles son los que realmente servirán para distinguir si el proyecto vale la pena o no. 

Los resultados ante Guatemala y Honduras fueron alentadores, pero más lo fue el funcionamiento del equipo aguerrido, atrevido, y de buenos conceptos que se mostró en la visita contra los catrachos. Pensando en esto, es lógico que, en base al buen trabajo de su cuerpo técnico, la Selección de Nicaragua estará más cerca de que los resultados positivos vengan por consecuencia; pero si no se dan, tendrán que ser inteligentes y no tomar decisiones impulsivas. Hay que saber distinguir el como. ¡Es fundamental! Ojalá que esto el aficionado también lo sepa entender si un día les toca perder, y ojalá que el periodismo tenga la inteligencia de poderlo explicar