Honduras derrotó 3-2 a Argelia después de hacer un primer tiempo de lujo y vivir una auténtica pesadilla en el complemento, donde los africanos merecieron, por lo menos, el empate.

Pudo ser el inicio soñado, porque los primeros 30 minutos de Honduras en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro fueron de un lucimiento que podría, incluso, hacerla candidata a pelear por una medalla. Pero como ya ha pasado en otras oportunidades con seleccionados juveniles catrachos, el segundo tiempo fue la contracara e incluso Argelia mereció, al menos, llegar al empate.

Es cierto que la primera jugada clara del partido fue para los africanos, pese a que la H dominaba desde el inicio. Bounedjah hizo una gran jugada individual, ingresó al área a pura gambeta, pero se topó con un buen achique de Luis López.

Y la respuesta catracha fue letal, apenas un minuto más tarde, con una maniobra de lujo de Choco Lozano que no pudo definir con justeza, pero contó con la fortuna de que Romell Quioto llegó para empujar. El primer tiempo perfecto de Honduras se coronó con un gran cabezazo de Marcelo Pereira, poco después de cumplirse la media hora de juego.

Al complemento, Argelia salió con mayor actitud, poniendo en riesgo una y otra vez el marco catracho, hasta que cayó el descuento de Bendebka y todo fue sufrimiento. Apenas hubo un respiro cuando Choco Lozano puso el 3-1 aprovechando una desgracia del portero, que terminó lesionado, porque un nuevo descuento, ésta vez Bounedjah, le dio al trámite un tinte de incertidumbre hasta el final.

Se buscó el triunfo y ya es un hecho, pero quedará como tarea para Jorge Luis Pinto convencer a sus futbolistas de que para hacer hitoria habrá que vencer primero a los propios miedos.

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