Por causa de las restricciones producto de la pandemia, en Costa Rica está permitido circular en vehículo hasta las 11 pm sin el riesgo de obtener una multa sanitaria, sin embargo, la noche de este domingo, esa medida parecía no tener el menor impacto en la provincia de Heredia; la ciudad de las Flores era un mar de ruido, caos, fiesta, gente y carros transitanto pos sus principales calles.

Miles y miles de aficionados rojiamarillos tomaron las calles de la provincia número 4 de Costa Rica para celebrar la consecusión de el campeonato número 29 en su historia, pero además, en el año de su centenario, una hazaña de apenas unos cuantos en todo el mundo. La fiesta estaba garantizada.

Una noche interminable

El juego dio inicio a las 5 pm en el Colleya Fonseca (sede provisional del club campeón), ubicado en San José y al ser las 7 pm, el campeonato ya estaba en el bolsillo Herediano. Sin embargo, tras los actos protocolarios de premiación y el traslado del autobús que transportaba los nuevos campeones hasta su ciudad, dieron cerca de las 9 pm, pero el festejo apenas comenzaba.

El bullicio era ensordecedor en los alrededores de la ciudad, los cánticos de sus aficionados se escuchaban a cientos de metros a la redonda, Heredia era una completa fiesta, una de campeonato y centenario. Caravanas interminables de carros se paseaban por todas sus calles y avenidas; niños, mujeres, adultos mayores y hasta mascotas formaban parte de las concentraciones de gente y ni qué decir de la fiesta montada en el Parque Central, el epicentro de las celebraciones.

 

Cimarronas, banderas, bufandas y bailes se apoderaron del cantón central. Por fin, el bus con los jugadores llegaba a su ciudad, era el éxtasis materializado con los ídolos de toda una afición bailando al ritmo de los cánticos, unos asomaban por la ventana, otros bailaban en el techo del bus y todos sin excepción coreaban el "palo palo palo, palo bonito palo eh... somos campeones otra vez"

La madrugada llegó, pero la celebración no se detuvo, el encierro de dos años por un virus nacido al otro lado del planeta quizá era uno de los motivos de tanta alegría, de tanta calle, de una noche que no se quería acabar; la 29 era Florense, ellos sí lo consiguieron en su centenario y eso, eso era la tormenta perfecta para no parar de festejar.