El campeonato costarricense viene siendo blanco de las críticas desde hace varias semanas, incluso de meses; periodistas, jugadores, exfutbolistas y todos los que viven o tienen relación con el balompié nacional tiene su criterio sobre el rendimiento, formato y consecuencias del nivel que se muestra en la Liga Promérica.

Y no es para menos, si se mira con lupa el actual certamen presenta una serie de características "fuera de lo común" que dan pie para lanzar la crítica o cuando menos sembrar la duda sobre la verdadera efectividad del campeonato en términos deportivos. Y no hablamos de preferencias, hablamos de números y de posibilidades respecto a esos números; que en el mejor de los escenarios es parejo, pero jamás competitivo.

¿Por qué lo decimos?

Con la fecha 12 completa, hay un líder en solitario con un punto de diferencia sobre el segundo, y a tres del tercero; pero además, hay un cuádruple empate en puntos entre el tercero y el sexto lugar y después viene el resto. Si miramos con más amplitud la fotografía, la diferencia entre el primero y el noveno puesto son apenas seis puntos.

Es aquí donde cobra sentido  aquello de que "en Costa Rica dos partidos buenos te llevan al cielo pero dos malos te llevan al infierno", pero ¿es culpa del formato del torneo? La respuesta es no; en este apartado los responsables son los propios clubes y su incapacidad de mostrar constancia jornada a jornada. Aquí ningún pronóstico se cumple, todos le pueden ganar a todos y de cualquier manera; por la mínima, por goleada, jugando bonito o no tanto, de penal o hasta por autogol. El colero baila y gana al favorito, pero en la siguiente fecha el líder pierde el liderato en juego nefasto y así constantemente.

Entonces ¿por qué es parejo pero no competitivo? La razón es simple, si nos vamos a analizar algunos números de los clubes participantes hay un dato que salta a la vista: el rendimiento del primer lugar, es decir, el mejor rendimiento del campeonato es de apenas un 58%, cifra que le corresponde al herediano. Los florenses ocupan la casilla de priviegio con casi la misma cantidad de partidos ganados (7) que perdidos (5), una combinación muy pobre pero que les alcanza para liderar la Liga Promérica. Es decir, el mejor equipo del torneo no llega ni al 60% de rendimiento.

Este comportamiento permitió a los dirigidos por Jafet Soto pasar del puesto 10 al 3 en solo dos fechas (jornadas 10 y 11), es decir, en cuestión de 7 días y con dos buenos juegos, los equipos nacionales pasan de zona de descenso a zona de clasificación sin mayor apuro. ¿Hay virtud en esto? Pues sí, al menos en el caso de Herediano no hay nada qué reclamar, los 12 clubes de la primera división han tenido las mismas o mejores posibilidades, pero solamente ellos han podido aprovechar la coyuntura. Ningún otro equipo, a excepción de los florenses, han podido enlazar dos o tres ganes en las últimas 5 jornadas.

Y si todos estos señalamientos se extraen del mejor equipo actualmente, los demás son aún más deplorables. El segundo en la tabla es el Santos de Guápiles, quienes marchan con 20 unidades luego de ganar 5 encuentros, empatar 2 y perder otros 5, para un 56% de rendimiento. Si lo notan, los guapileños han ganado lo mismo que han perdido y con ese saldo le rinde para estar un punto abajo de los heredianos. 

Y aquí viene lo peor, del tercer puesto hacia abajo, todos, absolutamente todos los equipos andan con un 50% de rendimiento o menos, incluso aquellos que se encuentran en la llamada zona de clasificación, o sea, con aspiraciones reales al título. Así como lo lee, si el campeonato tico terminara hoy, el campeón sería un equipo con rendimiento entre el 50 y el 60%, ¿cómo no llamarle mediocridad a esto?

El formato del torneo

Pese a los números expuestos, es poco lo que se puede hacer a nivel del formato del torneo, un torneo que no premia la regularidad, la constancia o la calidad a lo largo de todo el periodo. El diseño del certamen que jugamos en suelo nacional está estructurado pensando en el rendimiento económico de los clubes; no es que le restemos valor o legitimidad a querer lucrar con el deporte, es que en lo deportivo es donde vemos las consecuencias.

Se ve a nivel local cuando un equipo se mete o sale de zona de clasificación con un par resultados, se ve cuando el campeón levanta su trofeo tan solo jugando bien la serie final, se ve cuando hay un equipo lider durante todo el torneo y tras un par de resultados pierde el trofeo y el peor escenario, se ve cuando vamos a competir a nivel internacional, sea por clubes o con la Selección Nacional. Los equipos se preparan para jugar partidos, para ganar series, no torneos. Dejamos de lado el prepararnos para simplemente jugar bien.

Y de esto no se salva nadie, aquí no hay colores de por medio; le ha pasado a Alajuelense, le ha pasado a Herediano, le ha pasado al Saprissa, aunque para ser completamente justos, también lo han aprovechado. En esta lista vale incluir a San Carlos y a Pérez Zeledón, campeones recientes contra rivales más grandes y con más renombre. 

En algún momento decidimos cambiar calidad por cantidad y ojo, aquí nadie está diciendo que los campeones no hayan merecido sus trofeos, no; todos lo han ganado con las reglas del torneo bien claras, sabidas y aceptadas, pero de eso a decir que el actual formato es una herramienta para premiar la constancia, es mentir.